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Aquí, acabo de sembrar las semillas en una maceta de plástico cuadrada de 12 centímetros de lado y 14 de alto. El compost que utilizo es una mezcla de tierra de castaño, perlita y arena silícea. El Ph de la mezcla es ácido. Pongo las semillas sobre el compost algo comprimido y las tapo con una capa de gravilla de cuarzo de unos dos milímetros. Antes traté de cubrirlas con arena pero me di cuenta de que ésta favorecía la formación de algas que comprometían la siembra ; por eso es por lo que opté definitivamente por la gravilla.

Puse las semillas en tierra en el mes de Mayo, mes en el que las temperaturas van subiendo y los días van alargándose. La siembra invernal nos obliga en alumbrar y o calentar artificialmente el lugar.

Siempre riego la maceta por abajo, para que el compost quede muy húmedo. También podemos añadir al agua un fungicida para evitar la podredumbra de las plántulas. La humedad alrededor de las semillas debe se muy elevada para que empiece bien la germinación ; por eso puse, durante unos días al revés, un dosificador transparente que deja pasar la luz e impide que se evapore el agua que riega el compost. Dejaré esta tapa hasta que la mayor parte de los granos hayan tomado y que las plántulas aparezcan por encima del suelo.

Coloco la maceta en un sitio luminoso, sin que le dé directamente el sol y bajo unas temperaturas que se sitúan entre 15 grados por la noche y de 20 a 25 grados durante el día. (Hay que adaptar las temperaturas con el género de cactaceas sembradas ; un Turbinicarpus, por ejemplo, necesita unas temperaturas mínimas más bajas y unas temperaturas máximas más altas.)

 

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