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Decidí entonces mostrar a varias personas más cualificadas que yo en biología las fotografías de este capullo/yema extraño.
Envié un correo electrónico a Fabrice Cendrin (Le Cactus heuristique (el Cactus Heurístico), enlace al final del artículo) para preguntarle lo que pensaba de este fenómeno. Fabrice me respondió:
“La transformación de algunas partes de un vegetal o de un animal podría compararse a una red de vías férreas con bifurcaciones provistas de cambios de agujas.
En función de los estímulos exteriores el cambio de agujas puede dirigir hacia una vía o hacia otra”.
Fabrice me decía también que el fenómeno era corriente en los vegetales más primitivos, en particular los Opuntia, en que yemas florales se transformaban a menudo en yemas vegetativas.
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Para volver de nuevo a mi Hatiora, también había enviado mis fotografías a Eckhard Meier (hibridador Alemán de Epiphyllum) cuya respuesta iba en el mismo sentido que la de Fabrice. Me decía en esencia:
“Los capullos florales, como las yemas vegetativas, se forman para la mayoría de los cactus al mismo lugar: las areolas (excepto en algunos géneros como Mammillaria). Observé varias veces en mi colección el mismo fenómeno que usted en varios géneros de cactus, incluyendo cactus epífitos. Lo que, al principio, parece ser un futuro capullo floral normal, evoluciona para dar un nuevo tallo, de forma a veces anormal al principio, y volviéndose normal más tarde. Pienso que la razón debe buscarse en un cambio brutal de las condiciones de cultivo, por ejemplo cuando las temperaturas aumentan repentinamente y que, simultáneamente, la planta recibe una (demasiada) gran cantidad de abono. Entonces la planta “decide” desarrollar tallos en vez de florecer, lo que, por otra parte, le pide más energía (calor + abono). Eso es sólo hipótesis mía”.
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